La psicomotricidad juega un papel fundamental en los primeros años de vida influyendo directamente sobre el desarrollo intelectual, afectivo y social. De hecho, la ciencia reconoce en la actualidad el impacto que el movimiento tiene sobre el cerebro en desarrollo. La actividad física integrada en la actividad diaria, no solo de manera específica sino transversal, permite la conciencia activa del mundo, pues potencia el uso de miradas alternativas desde la interpretación de la vida en múltiples contextos de aprendizaje.
Para favorecer el desarrollo de la actividad física y la libertad de movimiento, en los centros La Salle contamos con espacios de juego tan significativos como la sala de psicomotricidad (el espacio de mente, cuerpo y movimiento). En dicho espacio, teniendo en cuenta nuestro modelo pedagógico “Nuevo Contexto de Aprendizaje” (NCA) preparamos escenarios de juego donde fomentamos que el alumno se mueva en libertad favoreciendo su deseo e interés por desarrollar su propia acción. Esta libertad de movimiento potencia el aprendizaje autónomo permitiendo al niño experimentar con su cuerpo y dándole la capacidad de expresar su mundo por la vía corporal.
Los escenarios de juego son espacios seguros donde se establecen normas de comportamiento, reglas y un sistema de límites que los ponen a prueba para hacer madurar su capacidad de frustración y esfuerzo. Todo ello en una escuela amable, donde el niño se sienta acogido, no enjuiciado y guiado en un aprendizaje vivencial.
En el desarrollo, movimiento y aprendizaje se influyen mutuamente. Las experiencias por medio del movimiento les aportan a los niños más autonomía y confianza en sus acciones. Un niño que aprende a jugar y se expresa de forma libre corporalmente, será un adulto equilibrado.
Por una escuela amable donde el niño es el verdadero protagonista de su aprendizaje.